sábado, 29 de enero de 2011

Las redes sociales: la voz de los sin voz

He visto con asombro las noticias sobre los sucesos de Túnez, Egipto y Yemen, la oleada de protestas inimaginables, todas conducidas a través de las redes sociales como facebook y twiter. ¿Qué iba a imaginar el chico que creó facebook que podría cambiar el mundo? La mayoría utilizamos las redes sociales para buscar a nuestros amigos de la infancia o el colegio, para conocoer u hombres o mujeres, cualquiera sea el caso, para bromear un poco, lo que poco doctamente en Chile llamamos "webear", sin embrago ya en una ocasión un movimiento ciudadano logró remecer a la población y se envalentonó, para exigir derechos: es el caso de "Punta Choros" donde se pretendía instalar una empresa de hidrocarburos contaminante, con el resultado final que el Presidente Piñera intervino políticamente para que la empresa desistiera de ese lugar.
Parecía que habían muerto todas las ideologías, que los jóvenes ya no tenían nada por lo que luchar, lo que no sabíamos es que los medios son otros distintos de los afiches pegados en las calles llamando a una "protesta el día..." o los llamados "panfletos" creados en la Revolución Francesa, hoy los medios tecnológicos han dejado de ser un juego más y los movimientos ciudadanos se están tomando el poder ¿Cuál poder? El que les pertenece: la "soberanía popular" diría Rousseau.
¿Por qué?
Porque parece ser que la clase política se quedó en el pasado, no porque no sepan ocupar facebook o twiter, porque lo hacen en sus campañas, sino porque no han entendido lo que los políticos de antaño sabían, me refiero a políticos como Clotario Blest, por ejemplo, que LA POLÍTICA SE HACER POR EL PUEBLO, PARA EL PUEBLO Y CON EL PUEBLO.

Aunque no soy comunista, ni lo seré, aunque no creo en la nueva izquierda ni menos en la nueva derecha, me parece apropiado colocar este tema que está más vigente hoy que nunca, curiosamente ha sido bandera de lucha en Ucrania y pertenece al chileno Sergio Ortega y al grupo Quilapayún, dedicado especialmente a todos los que creyeron que el pueblo estaba pasado de moda, que el pueblo era parte del pasado